Es el más longevo de la ciudad y los visitantes pueden apreciarlo. Hay otras especies que también se conservan. El cupesí del Nacional Florida y el de Los Pozos son algunos de los que resisten el pasar del tiempo y adornan la ciudad
El árbol más longevo de la ciudad se mantiene en pie y conserva su esplendor en el zoológico municipal. Se trata de un motoyoé macho de más de 200 años, característico de zonas tropicales, que los visitantes pueden apreciar.
Melicoccus lepidopetalus radil es su nombre científico. De acuerdo a los estudios, probablemente empezó a crecer en 1817, un año después de la batalla independentista de El Pari, donde murió Ignacio Warnes. “Este antiguo árbol ha sido testigo de muchos sucesos, por tal motivo exhortamos a usted a que nos ayude en su cuidado y preservación”, dice un letrero que lo identifica.
De tronco robusto, un poco inclinado y con una frondosa copa, este motoyoé forma parte de los más de 800 ejemplares de 70 especies que están dentro del zoológico. Su valor histórico y natural quedó certificado en 2015, cuando la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT) lo declaró oficialmente el árbol más longevo de Santa Cruz de la Sierra.
De acuerdo con la ABT, cuando se fundó la República de Bolivia en 1825, este árbol ya habría alcanzado unos ocho años de vida. “Ha sido testigo de innumerables acontecimientos. Por ello, le rendimos este reconocimiento”, señalaba la placa instalada en aquel entonces.
El biólogo Huáscar Bustillos hizo un listado de algunos ejemplaros. “Para poder obtener la edad de un árbol se aplica el método de la dendrocronología (conteo de anillos de crecimiento), pero en esta ocasión recalcamos y enfatizamos que no se ha realizado esta metodología científica. Y se ha optado por una aproximación histórica referencial, en base a fotografías de antaño y consulta con historiadores locales”, explica.
También está el cupesí (Prosopis chilensis) del colegio Nacional Florida. Calculan que este ejemplar, que se observa sobre la calle Moldes, es uno de los pocos de la estampa tradicional cruceña que aún continúa firme, bordeando casi los 200 años de existencia.
Destaca que, sobre su longeva corteza, lleva impreso muchas historias del transcurrir de nuestro pueblo y sus transformaciones. “La fotografía más antigua que se tiene de este árbol, data de 1921 (y se lo ve relativamente añoso) cuando su ubicación estaba en pleno cruce de calle y no significaba ningún estorbo para los transeúntes de a pie o en carretón”, señala Bustillos.
Respecto a sus características naturales, el cupesí o algarrobo es común en lugares secos y sus frutos en forma de vainas son dulces y con ellas se prepara en la zona del chaco una chicha fermentada, llamada por los chiriguanos iguope-i, que se tomaba en diferentes celebraciones. Además, con las vainas secas y molidas se produce una harina muy nutritiva.
Otro de estos ejemplares acompaña a los que acuden diariamente al mercado Los Pozos. Está ubicado entre las calles Campero y Suárez Arana. Existe una fotografía referencial de 1960 donde se pueden ver las ramas de este árbol, por lo que se estima que tiene más de 150 años. El cupesí en esta zona fue y sigue siendo referencia del mercado Los Pozos, pues muchos lo toman como punto de encuentro, porque la mayoría conoce de su existencia.
También está el aguaí (Chrysophyllum gonocarpum) del barrio San Luis, con una antigüedad de más de 150 años, que guarda su propia historia. Según los registros a los que accedió Bustillos, a mediados de la década de 1970 el profesor Noel Kempff Mercado designó a la señora Hilda Orías de Vaca Guzmán como una de sus custodias. De aquella época aún se conserva una fotografía en la que el árbol luce imponente, grande y frondoso.
Otro ejemplar de gran antigüedad es el toco (Enterolobium contortisiliquum), ubicado en la avenida Argamosa, en pleno primer anillo. Conocido también como ‘oreja de mono’ o ‘timboy’, este árbol tiene alrededor de 140 años y formó parte de la vida cotidiana de la Santa Cruz de antaño.
En sus alrededores, los carretoneros solían hacer pascana, convirtiéndolo en un punto de descanso y encuentro en medio de la ciudad que empezaba a crecer.
Cada 1 de octubre se celebra el Día Nacional del Árbol. En los colegios se realizaron diferentes actividades para promover el cuidado del medioambiente.
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