‘Ponerle el cascabel al gato’ es un refrán que hace referencia a la dificultad o imposibilidad de hacer algo por ser peligroso y cuyo origen se remonta a una fábula de Esopo. Si te fijas, este animal, en principio tan silencioso, no parece simpatizar con el hecho de llevar al cuello un instrumento como el cascabel, que arruina sus sigilosos movimientos, avisando de su presencia. Nos habéis preguntado si es cierto que estos objetos tienen efectos negativos en su audición. Lo cierto es que no solo pueden causar sordera selectiva al animal, también pueden perjudicarle de otras formas. De ahí que no sea recomendable su uso.
“La costumbre de poner cascabeles a los gatos está documentada desde, al menos, el siglo XIII. La razón fue poder localizar al gato dentro de la casa, además de alertar de su presencia a los visitantes y a sus posibles presas”, explica a Maldita.es Mercedes González, veterinaria y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. “Pero actualmente se desaconseja su uso”.
Lo indica en su web el Hospital Veterinario Glòries: “Al estar colgando del cuello del animal, se sitúa muy cerca del pabellón auditivo, por lo que el gato está expuesto a estímulos constantes que harán que finalmente acabe perdiendo cierta agudeza auditiva y, en algunos casos en los que el cascabel sea demasiado grande y ruidoso, podría facilitar llegar a una sordera selectiva”.
Los cascabeles también pueden provocar desorientación, perjudicar su descanso, interferir en su sistema de localización de los sonidos, impedir que se oriente correctamente y causar gran estrés, como añade González.
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