Genocidio y Crímenes de guerra
En medio de una escalada de tensiones en Oriente Medio, Israel ha impuesto lo que describe como un “asedio total” a Gaza, cortando por completo el suministro de electricidad, agua, gas, alimentos y combustible a la región. Esta acción se produce en el contexto de una continua ofensiva militar del régimen israelí sobre Gaza, en medio de una creciente indiferencia internacional ante las bajas civiles y el impacto humanitario en la zona.
La respuesta militar israelí solo agudiza la crisis humanitaria en el territorio palestino.
Los ataques aéreos israelíes se han dirigido a áreas civiles, incluyendo colegios de la ONU, mezquitas y zonas residenciales, lo que ha resultado en informes de un alto número de víctimas civiles. Sin embargo, el Ejército de Israel no ha proporcionado una cifra oficial de víctimas en relación con estos bombardeos a los que considera en apariencia daños colaterales. Hay quienes piensan que forma parte del objetivo de exterminio sobre la población de la Franja .
Además de los ataques militares, las alarmas antiaéreas han sonado en Tel Aviv y Jerusalén, lo que indica una escalada en la confrontación. Israel ha afirmado que ha “recuperado el control” de las ciudades cercanas a Gaza y ha llamado a filas a 300,000 reservistas, en un movimiento que se considera el “reclutamiento más grande y rápido jamás realizado”. Esta información según han alertado algunas agencias internacionales no sería realmente así: aún habría integrantes del grupo armado palestino en territorio israelí, pero esto tampoco ha podido ser confirmado.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ha anunciado la imposición de un “asedio total” a Gaza, que incluye la interrupción de los suministros básicos a la región, como electricidad, agua, gas, alimentos y combustible. Esto aumenta la presión sobre una región que está bajo bloqueo desde 2007.
“Ordené un asedio total sobre la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni alimentos, ni gas, todo está cerrado. Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”, afirma abiertamente Yoav Gallant.
La población de la Franja de Gaza ha estado viviendo en una situación desesperada durante años, y los recientes ataques bélicos han agravado aún más su sufrimiento. Gaza es una de las áreas más densamente pobladas del mundo, con más de dos millones de habitantes en un territorio de apenas 365 kilómetros cuadrados. Esta densidad poblacional, combinada con el bloqueo israelí que ha estado en vigor desde 2007, ha creado condiciones de vida extremadamente precarias para los gazatíes.
El bloqueo impuesto a Gaza por Israel ha limitado severamente el acceso de la población a suministros esenciales, incluyendo alimentos, medicamentos, materiales de construcción y equipos médicos. Esto ha resultado en una grave escasez de recursos y servicios básicos, lo que hace que la población de Gaza dependa en gran medida de la ayuda humanitaria. Además, las restricciones de movimiento han impedido que muchos gazatíes salgan de la Franja, lo que limita sus oportunidades de educación y empleo.
La infraestructura en Gaza ha sido gravemente dañada por los conflictos anteriores, y la reciente escalada de violencia ha causado más destrucción. Los hospitales y clínicas se han visto abrumados por la afluencia de heridos, y la falta de suministros médicos adecuados ha agravado la crisis de atención médica. La escasez crónica de electricidad y agua ha afectado gravemente la calidad de vida de la población, y los cortes de energía prolongados han interrumpido la prestación de servicios esenciales, como la refrigeración de alimentos y la operación de equipos médicos.
La falta de empleo y oportunidades económicas ha llevado a altas tasas de desempleo y pobreza en Gaza. Las restricciones de movimiento también han dificultado que las personas busquen empleo fuera de la Franja. Los jóvenes gazatíes, en particular, enfrentan un futuro incierto y carecen de perspectivas para mejorar sus condiciones de vida.
La población de Gaza ha sufrido traumas psicológicos significativos debido a los ataques y conflictos recurrentes. Los niños y niñas de Gaza han crecido en un entorno marcado por la violencia y la inseguridad, lo que ha tenido un impacto devastador en su bienestar emocional y mental.