Ponchos Verdes FM

viernes, 12 de octubre de 2018

Las razones que desmontan el mito del genocidio en América: las enfermedades mataron al 95% de población


Copia de un retrato de Hernán Cortés realizada en el siglo XIX
Copia de un retrato de Hernán Cortés realizada en el siglo XIX

Lejos de lo vertido por la Leyenda Negra contra España, la catástrofe demográfica estuvo causada por las epidemias portadas por los europeos. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y pagaron a un alto precio su fragilidad biológica

El término anacrónico de «Genocidio Americano» es uno de los puntales de la leyenda negra que vertieron los enemigos del Imperio español para menoscabar su prestigio. En un grabado holandés del siglo XVII aparece Don Juan de Austria, héroe de la batalla de Lepanto, vanagloriándose del martirio de un grupo de indígenas americanos. La mentira es insultantemente estúpida: el hijo bastardo de Carlos I de España jamás participó de la conquista y ni siquiera pisó suelo americano. Así, entre mentiras, cifras exageradas y episodios novelados, se gestó el mito que pervive hasta la actualidad de que los españoles perpetraron una matanza masiva y ordenada de la población americana. La verdad detrás de esta controversia histórica muestra que el auténtico genocidio, pese a que algunos conquistadores no escatimaron en brutalidad para llevar a cabo sus propósitos, lo causaron las enfermedades portadas por los europeos.
La catástrofe demográfica que sufrió el continente americano desde 1492 –el año del Descubrimiento de Cristóbal Colón– es un hecho irrefutable. Antes de la llegada de los españoles se ha estimado tradicionalmente que la población del continente se encontraba entre los 40 millones y los 100 millones. No obstante, el hispanista venezolano Ángel Rosenblat argumenta en su estudio «La población de América en 1492: viejos y nuevos cálculos» (1967) que la cifra no pasaría de 13 millones, concentrándose los principales grupos en las actuales regiones de México y de Perú, ocupadas por el Imperio azteca y el Inca respectivamente. Sea una cifra u otra, la disminución demográfica fue dramática: el 95 % de la población total de América murió en los primeros 130 años después de la llegada de Colón, según el investigador estadounidense H. F. Dobyns.
El resultado fue la muerte de un porcentaje estimado del 95% de la población nativa americana existente a la llegada de Colón debido a las enfermedades, según los cálculos del ecólogo Jared Diamond
La sangría demográfica hay que buscarla en dos factores: el traumatismo de la conquista (las bajas causadas por la guerra, el desplome de las actividades económicas y los grandes desplazamientos poblacionales) y sobre todo las enfermedades. Los habitantes de América habían permanecido aislados del resto del mundo y pagaron a un alto precio el choque biológico. Cuando las enfermedades traídas desde Europa, que habían evolucionado durante miles de años de Humanidad, entraron en contacto con el Nuevo Mundo causaron miles de muertes frente a la fragilidad biológica de sus pobladores. Un sencillo catarro nasal resultaba mortal para muchos indígenas. El resultado fue la muerte de un porcentaje estimado del 95% de la población nativa americana existente a la llegada de Colón debido a las enfermedades, según los cálculos del ecólogo Jared Diamond.
Fueron las grandes epidemias, sin embargo, las que provocaron el mayor impacto. Una epidemia de viruela que se desató en Santo Domingo entre 1518 y 1519 acabó con prácticamente toda la población local. Esa misma epidemia fue introducida por los hombres de Hernán Cortés en México y, tras arrasar Guatemala, bajo hasta el corazón del Imperio Inca en 1525, donde diezmó a la mitad de la población. Precedido por la viruela, la llegada de Francisco Pizarro a Perú fue el golpe final a un imperio que se encontraba colapsado por las enfermedades. La epidemia de viruela fue seguida por la de sarampión, entre 1530-31; el tifus, en 1546; y la gripe, en 1558. La difteria, las paperas, la sífilis y la peste neumónica también golpearon fuerte en la población.

El genocidio en la leyenda negra

«Los españoles han causado una muerte miserable a 20 millones de personas», escribió en su texto «Apología» el holandés Guillermo de Orange, esforzado padre de la propaganda negativa del Imperio español. Con la intención de menoscabar el prestigio de la Monarquía hispánica, dueña absoluta del continente durante casi un siglo, los holandeses, los ingleses y los hugonotes franceses exageraron las conclusiones del libro «Brevísima relación de la destrucción de las Indias», escrito por el fraile dominico Bartolomé de Las Casas. Probablemente, este fraile, que acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje, no habría jamás imaginado que su texto iba a ser la piedra central de los ataques a España cuando denunció el maltrato que estaban sufriendo los indígenas.
Como explica Joseph Pérez, autor de «La Leyenda negra» (GADIR, 2012), Las Casas pretendía «denunciar las contradicciones entre el fin –la evangelización de los indios– y los medios utilizados. Esos medios (la guerra, la conquista, la esclavitud, los malos tratos) no eran dignos de cristianos; el hecho de que los conquistadores fueran españoles era secundario».
Mural de Diego Rivera sobre la Conquista de México. Palacio Nacional de la Ciudad de México
Mural de Diego Rivera sobre la Conquista de México. Palacio Nacional de la Ciudad de México
Las traducciones y reediciones de la «Brevísima relación de la destrucción de las Indias» se multiplicaron entre 1579 y 1700: de ellas 29 fueron escritas en neerlandés, 13 en francés y seis en inglés. Lo que todos obviaron cuando emplearon a de Las Casas para atacar al Imperio español es que él mismo representaba a un grupo de españoles con el coraje de denunciar la injusticia, la mayoría misioneros, y a una creciente preocupación que con los años atrajo el interés de las autoridades.
Este grupo crítico consiguió que en 1542 las Leyes Nuevas confirmaran la prohibición de reducir a los indios a la esclavitud y sancionaron el fin del trabajo forzoso, la encomienda. Asimismo, en la controversia de Valladolid, donde por desgracia se sacaron pocas conclusiones finales, se enfrentaron quienes defendían que los indígenas tenían los mismos derechos que cualquier cristiano contra los que creían que estaba justificado que un pueblo superior impusiera su tutela a pueblos inferiores para permitirles acceder a un grado más elevado de desarrollo.
«Sabido es que la voluntad de Isabel, de Fernando, del cardenal Cisneros, de Carlos V, fue constantemente la de tratar con consideración a los indios»
Curiosamente, los enciclopedistas franceses, muy críticos con todo lo referido a España en otras cuestiones, fueron los primeros en ver que las cifras presentadas por de Las Casas –20 millones de muertos causados por los métodos de los conquistadores– eran del todo imprecisas. En «El Ensayo sobre las costumbres» (1756), Voltaire afirma que Las Casas exageró de forma premeditada el número de muertos e idealizó a los indios para llamar la atención sobre lo que consideraba una injusticia. «Sabido es que la voluntad de Isabel, de Fernando, del cardenal Cisneros, de Carlos V, fue constantemente la de tratar con consideración a los indios», expuso en 1777 el escritor francés Jean-François Marmontel en una obra, «Les Incas», que por lo demás está llena de reproches hacia la actitud de los conquistadores. La Revolución francesa y la emancipación de las colonias en América elevaron a de Las Casas a la categoría de benefactor de la Humanidad.

Los críticos se convierten en los conquistadores

Más allá del brutal impacto de las enfermedades, es cierto que la violencia de la Conquista de América provocó la muerte directa e indirecta de miles de personas. El que existiera un grupo de personas críticas con los métodos empleados por los conquistadores –un grupo de hombres que perseguían como principal objetivo el hacerse ricos– o que los Reyes españoles plantearan soluciones –aunque fueran incompletas e incluso hipócritas– no exime a España de sus pecados históricos y del daño cometido, pero sí la diferencia de precisamente los países que censuraron una actuación que luego ellos mismos practicaron. Sin entrar a valorar el fangoso proceso llevado a cabo por los anglosajones en Norteamérica, la explotación de caucho en el África negra dejó a sus espaldas 10 millones de muertos en el Congo Belga.
«La colonización europea de los siglos XIX y XX fue culpable de crímenes semejantes a los cometidos por los conquistadores españoles. La única diferencia es que no encontraron a un de Las Casas para denunciar las injusticias con tanta repercusión», sentencia el hispanista Joseph Pérez en el citado libro.
https://www.abc.es/historia/abci-razones-desmontan-mito-genocidio-america-enfermedades-mataron-95-por-ciento-poblacion-201810121649_noticia.html#ns_campaign=rrss&ns_mchannel=abc-es&ns_source=fb&ns_linkname=cm-general&ns_fee=0



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lunes, 1 de octubre de 2018

PARA INFOLATINO EN ZURICH - SUIZA; POR LOS PONCHOS VERDES

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Premio Nobel Pérez Esquivel reclama salida al mar para Bolivia

Por PL
El premio Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel reclamó hoy una vez más el derecho de una salida al mar para Bolivia al considerar que su demanda es justa.
Bolivia tiene derecho a una salida al mar. No es una demanda contra el hermano pueblo de Chile sino contra ciertos gobiernos obtusos, sostuvo el destacado defensor por los derechos humanos en un mensaje en twitter.
Pérez Esquivel agregó que espera que la Corte Internacional de Justicia permita al hermano pueblo boliviano obtener un derecho fundamental para su desarrollo social y económico.
El premio Nobel acompaña su mensaje en ese espacio cibernético con el video que el mandatario Evo Morales subió a internet antes de aterrizar en La Haya, a donde llegó para recibir el fallo por la demanda marítima.
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prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=215259&SEO=premio-nobel-perez-esquivel-reclama-salida-al-mar-para-bolivia



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Bolivia. Pueblos indígenas esperarán fallo marítimo en lugar sagrado

Por PL Bolivia

El próximo 1 de octubre la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dará a conocer el fallo sobre la demanda interpuesta por Bolivia a Chile en 2013
Los pueblos indígenas realizarán vigilias en lugares sagrados para escuchar el fallo de La Haya sobre la demanda marítima boliviana a Chile el lunes próximo, informó el diputado del Movimiento Al Socialismo Franklin Flores.
Coordinamos con las diferentes organizaciones para que nuestros compañeros puedan constituirse en los lugares sagrados, las plazas principales y las capitales de municipios para esperar el fallo, dijo.
Flores aseguró que todos los bolivianos serán testigos de un momento histórico e instó a la población y a las autoridades del país a sumarse y demostrar unidad alrededor de la demanda marítima.
A su vez, el primer vicepresidente de la Cámara de Diputados, Lino Cárdenas, señaló que los bolivianos aguardarán con optimismo el fallo del tribunal de La Haya.
El próximo 1 de octubre la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dará a conocer el fallo sobre la demanda interpuesta por Bolivia a Chile en 2013 para que este negocie de buena fe el pedido de un acceso soberano al océano Pacífico.
En 2015 la CIJ se declaró competente para el caso y comenzó las audiencias orales en marzo de este año.
La Paz apela al artículo 31 del Tratado Americano de Soluciones Pacíficas (Pacto de Bogotá, vigente desde 1948) y cita una decena de compromisos escritos asumidos por altos representantes chilenos de 1920 a 2010 para negociar ese pedido.
Chile, a su vez, tras ocupar con sus tropas en 1879 unos 120 mil kilómetros cuadrados de territorios sobre una línea costera de 400 kilómetros, afirma, basado en el Tratado de 1904, que no hay nada pendiente sobre el tema.
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Chile-Bolivia, el comienzo del fin


Manuel Cabieses Donoso
Rebelión


Después del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), lo único razonable es que Chile y Bolivia inicien el diálogo amistoso que el mundo les está pidiendo. No basta con las comisiones que tratan problemas fronterizos, comerciales, migratorios, etc. El episodio de La Haya debe impulsar las relaciones chileno-bolivianas al más alto nivel. Ha llegado el tiempo de reanudar relaciones diplomáticas a nivel de embajadas para facilitar el diálogo. Y -¿por qué no?- de programar visitas presidenciales que subrayen la nueva etapa que comenzarán a vivir las relaciones de países hermanos.
Resultado de imagen para Chile-Bolivia, el comienzo del fin
Hubo tiempos mejores en las relaciones chileno-bolivianas, como las de los años 50 por ejemplo, cuando el canciller Horacio Walker, padre de la Democracia Cristiana, planteó la idea de un corredor boliviano al Oceáno Pacífico.
En abril de 1952 estalló una revolución nacionalista en Bolivia que tuvo importante influencia política en Chile. Los trabajadores bolivianos, en particular los mineros, junto con fuerzas policiales, se rebelaron contra el gobierno de la “rosca” oligárquica de Patiño, Hochschild y Aramayo, amos de la minería. Fueron días de enfrentamientos que se vieron coronados por la victoria popular al costo de centenares de vidas. La gesta popular boliviana permitió la nacionalización de la minería, la reforma agraria, el voto universal y la disolución y reforma del ejército (lo cual sólo sería en apariencias). Fue la primera insurrección de trabajadores en América Latina. Pero todavía faltaban siete años para la primera revolución socialista en una isla caribeña, Cuba.
Los años 50 eran de tendencias nacionalistas en Suramérica. Sin embargo estos movimientos políticos y sociales pronto mostrarían sus limitaciones. La revolución boliviana rápidamente se degradó bajo los gobiernos del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). En 1964 el ejército le dio el golpe de gracias. Los años 50, sin embargo, fueron la época del peronismo en Argentina y de una pálida réplica en Chile: el ibañismo. Con sus luces y sombras los procesos de Bolivia, Argentina y Chile se inter influenciaban y tenían en común el barniz del nacionalismo.
La revolución del MNR en Bolivia encontró eco solidario en Chile. El Partido Socialista Popular (Raúl Ampuero, Clodomiro Almeyda), el Partido Agrario Laborista y el Partido Femenino (María de la Cruz) apoyaron ese proceso. En 1952 esos partidos levantaron la candidatura presidencial del ex dictador Carlos Ibáñez. La votación femenina volcó una impresionante mayoría en favor del viejo general que levantaba una escoba para barrer la corrupción de los gobiernos del Partido Radical. El presidente argentino, general Juan Domingo Perón, visitó Chile y Bolivia. Fue orador en grandes asambleas populares en ambos países.
En agosto de 1955 el presidente chileno Carlos Ibáñez del Campo, hizo una visita de estado a Bolivia. El embajador de Chile en La Paz, Alejandro Hales (que fue ministro de Ibáñez, Frei Montalva y Aylwin), había preparado las condiciones para un positivo diálogo con el presidente Víctor Paz Estenssoro en el que se abordó la mediterraneidad de Bolivia.
En los años 70 el gobierno del presidente Salvador Allende efectuó intentos por normalizar las relaciones. Sus propósitos encontraron oídos receptivos en el breve gobierno popular del general Juan José Torres (asesinado en Argentina en 1976). Pero luego se estrellaron con la cerrada negativa de la dictadura del coronel Hugo Banzer, prohijada por EE.UU.
Las relaciones diplomáticas, interrumpidas por Bolivia en 1962, las reanudó en 1975 -hasta 1978- el “abrazo de Charaña” de los dictadores Pinochet y Banzer. Nuevamente Chile ofreció a Bolivia una salida al mar, iniciativa que frustró Perú. El 2004 el presidente Ricardo Lagos ofreció a Bolivia “relaciones aquí y ahora” (Monterrey, México). El 2006 el presidente Lagos asistió a la toma del poder del presidente Evo Morales, el primer presidente indígena de América Latina. A su vez el mandatario boliviano asistió a la investidura presidencial de Michelle Bachelet y de Sebastián Piñera (2010). Con este último no solo dialogó: también jugó fútbol.
Lo que queremos significar con este recuento parcial de hechos positivos en las relaciones chileno-bolivianas, es que después del fallo de la CIJ la actitud honorable y digna de ambos gobiernos es sentarse a dialogar. Somos hermanos y estamos destinados a hacer historia juntos. La guerra fratricida de 1879, impulsada por intereses oligárquicos en ambos países y por los imperios británico y norteamericano, tuvo consecuencias territoriales irreversibles por de pronto. El botín de guerra solo será superado en tiempos de unidad e integración latinoamericana que borrarán fronteras y chovinismos. Sin embargo una salida soberana al mar para Bolivia no es imposible hoy mediante una negociación amistosa y desprejuiciada, con la mirada puesta en el futuro, tal como propusieron anteriores gobiernos chilenos.
La política de “ni un centímetro cuadrado” de costa para Bolivia, es irracional y va contra la lógica de la historia y de la justicia. Es vergonzoso que esa postura arrogante y chovinista, ni siquiera compartida por gobiernos reaccionarios como fueron los de González Videla y Pinochet, sea respaldada por la mayoría de los sectores políticos representados hoy en el Parlamento. Es otro reflejo del profundo retroceso que sufrió la evolución democrática de nuestro país a partir de 1973. Un fenómeno que ha corroído los principios doctrinarios de partidos que se dicen de centro y de izquierda.


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Boletín de noticias hoy 23/02/2024

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